Seminario Cuidado adulto Mayor.





SEMINARIO ADULTOS MAYORES CUIDADOS EN EL HOGAR
E INSTITUCIONALIZADOS



CASOS ÈTICOS



En institución de adultos mayores
El Señor J.Z. de 75 años se encuentra institucionalizado hace 3 meses en un hospital geriátrico para iniciar su rehabilitación luego de haber sufrido un ACV hemorrágico hace 6 meses atrás, quedando con secuelas de tipo físico y mínimas secuelas a nivel neurológico.
La alumna de enfermería se encuentra a cargo de los cuidados básicos (aseo y confort) y nota un trato indiferente de parte del profesional de enfermería, la cual estaba preocupada exclusivamente de la realización de técnicas. Se observan otras actitudes como: no respetar la decisión del paciente de usar determinadas prendas de vestir, obligándolo a seguir la voluntad de ella. La alumna presenció esta situación, cuando el paciente quería ponerse el jersey verde y la enfermera lo obligó a ponerse el primero que encontró en las pertenencias del paciente.
Por último, la profesional impone el cumplimiento estricto de las rutinas del recinto, como por ejemplo, la hora de levantarse. Por otra parte, no dedicaba parte de su tiempo a la supervisión y capacitación de su personal a cargo. Un ejemplo de ello, es la realización de baño en cama por parte de un auxiliar de enfermería sin un orden que respete la asepsia.
Aplicación del principalismo:
El profesional con su actitud, causó maleficencia pues provocó un sentimiento de angustia en el adulto mayor, ya que con su actuar autoritario pasó a llevar su propia toma de decisiones, no respetando el principio de autonomía del paciente de elegir una determinada prenda de vestir, y es, en este tipo de instituciones donde se debe fomentar la independencia y autonomía de los adultos mayores, más en el caso de rehabilitación por secuelas de un ACV.
Además si consideramos que el adulto mayor citado, presentaba mínimas secuelas a nivel neurológico, entonces con mayor razón contaba con la competencia necesaria para poder tomar una decisión tan sencilla, como lo es la de elegir sus prendas de vestir. Como se fundamentó ampliamente en el marco teórico, es necesario evaluar el nivel de competencia de los pacientes, para así poder constatar, que tan capacitados están para tomar decisiones, que muchas veces, son fundamentales para lograr una completa recuperación.
Si bien, se aplica la beneficencia en cuanto a realizar las técnicas adecuadas a la situación de salud del paciente adulto mayor, no se considera a éste como un ser holístico, puesto que el profesional de enfermería, supuestamente capacitado para abordar el aspecto emocional y psicológico de sus pacientes y de la comunidad en general, no se interesa mayormente por el bienestar, en los aspectos señalados, limitándose a que el paciente reciba sus tratamientos, toma de exámenes y tareas de aseo y confort. Los adultos mayores, por su etapa de vida y tendencia a sentirse menos en un mundo que muchas veces los aísla por no producir, por ser cargas sociales y por los gastos que generan a un país, necesitan sentirse útiles, tomados en cuenta y valiosos dentro de la sociedad. El profesional de enfermería debe, por lo tanto, hacer sentir al adulto mayor, aún más si se encuentra en una situación de institucionalización, un ente activo, de valor, en donde sus deseos, opiniones y palabra, cuenten al momento de tomar decisiones. Además debe ser tratado con cordialidad, como cualquier otro ser humano, independiente que su situación de salud lo limite en algunos aspectos. Sólo basta con un ¡buenos días!, ¿cómo se siente usted?, para que el adulto mayor sienta que de verdad se le toma en cuenta y que el personal que lo atiende, trata de brindarle una atención de calidad y de restaurar su salud lo antes posible.
Continuando con la premisa de la beneficencia al paciente, también es conveniente evaluar, como cita el marco teórico los costes, riesgos y beneficios para el adulto mayor. ¿Qué tan costoso puede ser perder unos minutos más para encontrar las vestimentas, que en el caso expuesto, deseaba utilizar el adulto mayor? ¿Cuáles son los riesgos a los que se ve expuesto el adulto mayor al retrasarse unos minutos en comenzar su terapia rehabilitadora del día? ¿No serán mayores los beneficios a nivel sicoemocional en relación a los biológicos que se pueden obtener si respetamos la autonomía del paciente para tomar éstas sencillas decisiones? Como profesional de enfermería, apto para realizar este tipo de reflexiones internas al momento de interactuar con los pacientes, y tomando en cuenta, los aspectos psicológicos de envejecimiento, el profesional del caso, debió hacerse estas mismas preguntas que exponemos nosotros ahora.
Con el objetivo de producir un bien en el paciente, el profesional del caso, adopta una actitud paternalista. Es errónea la creencia que poseen algunos profesionales, sobre la postura de que si se cumplen en estricto rigor las rutinas y procedimiento normados dentro de un servicio, se logrará un mejor manejo de los pacientes y del personal a cargo. Sin lugar a dudas cumpliendo rigurosamente las rutinas, se alcanzará la recuperación, especialmente si se habla de pacientes institucionalizados para recibir una terapia rehabilitadora, en un tiempo más reducido, con consecuencias positivas para los centros de salud en relación a los costos de permanencia. Pero ¿qué pasa con el bienestar emocional del paciente? ¿Será simultáneo, en este caso, la recuperación física y la emocional y psicológica del paciente adulto mayor al adoptar esta actitud tan correcta y con un comportamiento paternalista? Si bien, en este caso, el paternalismo es usado para producir un bienestar en el paciente, se pasa a llevar la autonomía del paciente en la toma de decisiones. Ahora bien, para sumarle otro punto que aumente el conflicto, se puede argumentar que este paciente, a pesar de su condición, se encontraba en condiciones para tomar sus decisiones, es decir, completamente competente, como se mencionó anteriormente.
El segundo dilema planteado en la situación, deja entrever, la no supervisión del personal a cargo del profesional de enfermería. La enfermera transgrede nuevamente el principio de beneficencia, ya que pone en riesgo la salud y el bienestar de los pacientes al no observar y corregir lo realizado por el resto del equipo de salud a su cargo, puesto que este principio plantea que se deben extremar los beneficios al otorgar los cuidados. Para que la beneficencia positiva se hubiese expresado en el caso, el profesional debió supervisar al profesional encargado de las actividades de aseo y confort del adulto mayor. Además de supervisar, tiene la obligación de capacitarlo, pues él, en su calidad de superior, tiene el deber de educar constantemente a quienes tiene a su cargo, para que ellos a su vez, puedan producir esta beneficencia positiva señalada con anterioridad.



Rol ético del profesional de enfermería respecto al código de ética:
Como quedo especificado en el análisis, el profesional de enfermería, debe aplicar los principios de la bioética al enfrentarse a la atención de las personas y sus familias para regular su actuar y señalar más claramente, digamos de una manera sencilla, lo que se debe y no debe hacerse dentro de los marcos ético- legales de la profesión, es que la enfermería profesional cuenta con un código de ética, el cual plantea una serie de conceptos reguladores para su actuar.
En relación al caso expuesto, se pueden evidenciar algunas violaciones al código regulador de nuestra profesión:
1. De los Deberes hacia la Sociedad.
1.1.- Decisión del Paciente y Familia en materia de salud: La Enfermera/o profesional debe reconocer el derecho que tiene el individuo sano o enfermo para decidir si acepta, rechaza o pone término a la atención en salud.
En este punto se habla de la autonomía, en la cual el rol del profesional de enfermería es respetar la capacidad de decisión de las personas, velando en todo momento por su bienestar biopsicosocial. Así mismo, la enfermera/o debe velar por el correcto cumplimiento de cada uno de los principios que comprende la bioética, no solo del personal a su cargo si no de todo el equipo de salud.

4. Responsabilidad de la Enfermera/o Profesional
4.3 La enfermera/o es además, responsable de la atención total de enfermería y, por consiguiente, debe conocer la competencia del personal auxiliar de enfermería a quienes asigna determinadas tareas para asegurar la calidad de la atención, manteniendo una supervisión adecuada.
En este caso como bien lo dice el código, es parte del rol del profesional preocuparse de controlar al equipo a su cargo, asegurando que la atención proporcionada sea de calidad y no poniendo en riesgo la salud y el bienestar del paciente, además de conocer las competencias, actitudes y aptitudes de su personal, reconociendo de esta manera las fortalezas y debilidades que presenten, en los cuidados que presten a los pacientes. En caso de reconocerse debilidades, es obligación del profesional el reforzar mediante capacitación de su personal a cargo, dichas falencias.




Adulto Mayor cuidado en domicilio
La enfermera J.M. que realiza control de crónicos en un CESFAM, tiene citados 6 adultos mayores. La alumna en una visita de observación queda a cargo de la profesional. Durante la mañana, asiste Don F.S de 78 años con Diabetes Mellitus tipo 2 desde hace 15 años y problemas osteoarticulares que le producen mucho dolor. El paciente se encuentra con la medicación correspondiente para cada patología. Durante la anamnesis, la hija le manifiesta que don F.S "se queja todo el día de dolor" a pesar de la medicación y refiere no saber qué hacer. La profesional no le da mayor importancia al dolor del paciente y agrega: "vamos a subirle un poquito la dosis, así el no se queja más de dolor". Posteriormente la enfermera revisa el resultado del hemoglucotest, el cual asciende a 280 mg/dl, se dirige a Don F.S y le dice "Caballero, ¡quizás que ha estado comiendo!, ¿Usted sabe lo que le va a pasar si no se cuida?, primero le van a cortar un dedo, después el pie y luego toda la pierna".
Al finalizar el control de Don F.S., la enfermera se da cuenta que se demoró más de lo habitual con este paciente, por lo que le dice a la alumna: "Llámame al último paciente y con él vamos a hacer bastante rápido el control, porque tengo que hacer".
Aplicación del principalismo:
Con su actuar el profesional de enfermería, no utiliza el principio de beneficencia, ya que realiza una labor que no corresponde a su quehacer profesional, pues cambia una indicación médica con respecto a un fármaco, sin considerar las consecuencias que puede conllevar esta decisión, poniendo en riesgo la salud de este adulto mayor. El profesional de enfermería, está facultado para valorar la percepción subjetiva del dolor que pueda manifestar un paciente. En base a ello, debe evaluar que camino es el mejor para el paciente, dentro de las actividades para las cuales está respaldado legalmente a realizar. No es labor del profesional de enfermería el indicar medicación al paciente, por mucho bien que se quiera hacer, teniendo en cuenta que es el médico, quien ésta capacitado para dicha acción. Por otro lado, si es deber del profesional, como se dijo anteriormente, el valorar la percepción del dolor, y en base a ello hacer las derivaciones pertinentes. De esa manera, y sin caer en lo ilícito, puede contribuir a hacer un bien al paciente, es decir, aplicar ampliamente el concepto de beneficencia.
Ahora, si sumamos a ellos, una posible consecuencia, se agrava mucho más la situación. Como se mencionó antes, cada vez que el profesional quiera actuar con beneficencia o no maleficencia, debe reflexionar sobre los riegos, beneficios y costes de su actuar con el paciente. Un actuar, como el de prescribir un medicamento sin evaluación médica previa y sin un respaldo ético-legal que lo ampare, puede significar tanto un problema para él, como una consecuencia para el paciente. Es así como podemos mencionar como fue citado en la revisión bibliográfica a "la pendiente resbaladiza" o en otras palabras "efecto dominó" que se pueden dar en estos casos.
El hablar de pérdidas corporales en una persona, no suele ser un tema muy agradable de escuchar, mucho menos vivirlo. Los pacientes diabéticos, producto de la acción de la constante concentración de glucosa elevada en sangre, pierden sensibilidad, especialmente en sus extremidades inferiores, con el consiguiente riesgo de poder sufrir pérdidas de continuidad cutánea. Para un adulto mayor, que ve constantemente como sus capacidades corporales se ven disminuidas producto del envejecimiento, no es una decisión muy profesional, el abordar temas como lo son la mutilación, producto de una patología crónica, de manera tan frívola y utilizando malamente el principio de la beneficencia. Es mejor abordar desde una perspectiva más educativa esta situación, involucrando también a grupo familiar de éste adulto mayor, señalando los pros y los contra de no llevar una adecuada dieta cuando se padece de diabetes. En este punto, también es importante mencionar, que el adulto mayor de este caso, al igual que el de la situación anterior, estaba completamente capacitado, por su nivel de competencia, para poder recibir una educación adecuada. Además contaba con el apoyo de su hija, que se encargaba de proporcionarle los cuidados domiciliarios.
Otro dilema identificado en esta situación, es la ausencia del principio de justicia. El profesional de enfermería, a cargo de un control de pacientes crónicos, debe organizar su trabajo, de manera tal que, cada paciente reciba la atención adecuada en un tiempo justo. Esto concuerda con lo que en el marco teórico, es llamado "justicia en la atención sanitaria", la cual debe ser aplicada por todos los profesionales sanitarios, más aún si están a cargo de realizar un control a pacientes con patologías crónicas, que se asocian a otras complicaciones de salud. Se podría decir que el profesional en este caso, por anteponer sus propias necesidades, transgredió el principio de justicia, que nos habla de una distribución de los recursos sanitarios de forma justa. El profesional de enfermería, debe verse a sí mismo como un recurso sanitario, que debe estar disponible de manera igualitaria para todo paciente que lo requiera. Esto resalta más aún, si, como en este caso, el profesional tiene la opción de organizar su tiempo para prestar la atención necesaria, no teniendo excusa alguna para no hacer lo anterior.
Es importante destacar, que la justicia va ligada al concepto de dignidad humana. Todo ser humano, al ser considerado un ente holístico, debe ser atendido también en su aspecto emocional y psicológico en forma justa, aplicando en esta situación la premisa de "entregar a cada uno de los que es debido." Cada ser posee necesidades psicoemocionales diferentes, que de no ser abordables por enfermería, ésta debe derivar al profesional de salud más adecuado obrando así de manera justa y produciendo un bien en el paciente.
Rol ético del profesional de enfermería respecto al código de ética:
1. De los Deberes hacia la Sociedad.
1.3.- Naturaleza de los problemas de Salud: La atención de enfermería y la calidad de ella no puede estar limitada por actitudes personales o prejuicios.
El rol del profesional de enfermería no debe estar supeditado a actitudes o situaciones personales que puedan influir en su quehacer profesional, para que de esta manera pueda otorgar los cuidados necesarios y equitativos, según la condición de cada paciente. Además, cabe mencionar que es importante, que la enfermera/o organice su trabajo diario de manera que sus actividades personales no interfieran en este.
3. La Enfermera/o contribuye a proteger al Paciente y Público en general: La Enfermera/o tomará la acción que corresponda si por incompetencia, falta de ética o práctica ilegal se perjudica al paciente o familia. "Cuando los cuidados que reciba un paciente son puestos en peligro por un colega u otra persona, la enfermera/o debe tomar la decisión más adecuada para protegerlo y actuar en consecuencia".
En este punto el código plantea que la enfermera/o debe contribuir a proteger al paciente, de los cuidados otorgados por todo el equipo de salud, por lo tanto, su rol es ser un ejemplo para el resto del personal, resguardando la salud de las personas, en todo aspecto, es decir, biopsicosociofuncionalmente. Además, debe tomar la mejor decisión para preservar el bienestar y salud de las personas, que en el dilema expuesto, sería haber derivado a control con médico, para que éste evaluara el cambió de indicación de analgesia.
Por último, el trato proporcionado al paciente no fue el adecuado, ya que no debería haberlo reprendido, sino que su rol en este caso, es buscar las causas de su actitud, corregir su actuar y educar respecto a lo correcto que tendría que hacer el paciente, no olvidando que éste pertenece a un contexto familiar, que le otorga cuidados, y que también debe ser educado

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